domingo, junio 28, 2009

Un voto a cambio de amor eterno.

Sé que es prácticamente imposible, que los que van en cabeza en la lista me llevan muchos días y votos de ventaja... pero que no se diga que no lo he intentado.

Hay un concurso de Eristoff (cada vez que leo Eristoff me acuerdo de una de las primeras veces que fui a una discoteca, que la tiparraca de la barra se rió de mí cuando le pedí Eristoff con naranja. Dijo "vodka, ¿no?" y se rió como si yo no supiese lo que pedía. Petarda...) que ofrece la oportunidad de asistir a un concierto de love of lesbian (http://plogging.blogspot.com/2009/03/1999.html ¡Una de mis bandas preferidas!) si eres unos de los cinco bloggers más votados. Y lo dicho, voy tarde, pero tengo que intentarlo y sin tu voto no hago nada. Y si me votas, tú también puedes ganar, bueno, además de que aún estás a tiempo de inscribirte, claro.

Yo no suelo suplicar votos, pero en serio, lloraría de la emoción en ese concierto. 

A: Si me votas: Graaaaaacias! Graaaaacias!! GRACIAS! :___) Sólo tienes que hacer click en el banner azul de la derecha y dar tu mail para entrar a sorteo en caso de que yo ganase.
B: Si no me votas pensaré que eres familia de la tiparraca aquella y que no me votaste por haber llamado petarda a tu hija/hermana/prima/sobrina/nieta/esposa, algo que vería muy coherente, yo tampoco me votaría. Sin rencores.
C: No, en serio, siento haber llamado petarda a tu hija/hermana/prima/sobrina/nieta/esposa... vótame! :(


  ¡Gracias a quién me vote por votarme y gracias a quien no me vote por leer la entrada entera!


domingo, junio 21, 2009

La línea de los pupitas.

Este post no habla de nada, si tienes algo más interesante que hacer que te evite perder 2 minutos de tu vida, hazlo y deja de leer

Hoy me ha pasado algo extraño en el autobús, no ha sido nada realmente especial, probablemente nada que vaya a poder explicar, pero ha sido algo extraño.

Subí a una línea a la que no había subido nunca, después de esperar en una parada en la que no había esperado nunca, seguramente en una calle, por la que no había pasado nunca.

Ya en la parada, había un señor mayor con una señora en silla de ruedas, parecía estar bien, aunque no hablaba mucho, a excepción, claro está, de que no podía caminar. Además, había otra señora, también mayor, pero como quince años menos que el matrimonio. Llegó el "veinte" y mientras el señor mayor subía por la puerta de atrás con el carrito, la señora "con quince años menos" pagaba al conductor; mientras esperaba detrás, me di cuenta de que esta señora tenía uno de esos zapatos ortopédicos con uno de los tacones 30 centímetros más altos que el otro...

Y qué narices quieres decirme con esto, pensarás... pues nada.

Subí, había mucho sitio libre e iba a la última parada, así que me senté, me senté detrás de la señora "con quince años menos". El caso es que empecé a fijarme intentando ver más allá de lo que un chico no paraba de gritar y el resto de las personas que había en el autobús eran:  Un hombre de mediana edad con unas gafas tipo cíclope que daban pista de algún tipo de ceguera, el chico que gritaba (que probablemente tenía algún tipo de sordera), otro chico que salió andando raro, como desorientado (claro que era amigo del gritón, si pasa mucho tiempo con él, normal que tenga migrañas), también había una chica mareada por el sol, otra a la que probablemente le habían roto el corazón (porque hablaba con la amiga sin parar con esa media boquilla de orgullo e indignación de cuando nos dejan); una señora que no movió un ápice de su cuerpo durante todo el tiempo que duró el trayecto; una niña monísima de unos 3 años con un dedo del pie vendado... y después estaba yo, con mi vendaje para 10 dedos quemados... cuando sólo tengo tres (me quemé con aceite cocinando, pero no es nada, ni marca dicen que me va a quedar a ver si es verdad claro que no conducir, ni ir a la piscina y sobre todo, peinarme con una mano; me está matando).

El caso... que todos los que estábamos en el autobús, teníamos algún tipo de dolencia. Era raro. Muy raro, algunos entraron después de mi y todos, no fallaba nadie, tenían algo. Seguramente esto pase todos los días y nunca me he dado cuenta. Cómo cuando te pasa algo y parece que en todas partes hacen referencia a eso, no sé. Quizá, simplemente, me esté volviendo una neurótica.

lunes, junio 01, 2009

Post dirigido a alguien que nunca me leerá


¡TÚ! Sí, sí, sí... Tú...

Tú que me miras mal por la calle, tu que me miras raro en el bus por tener los zapatos negros y la cara de un sospechoso moreno artificial, sí, sí, sí, sí.. Tú.

Has de saber que si me he pasado todo el día en un manicomio abandonado pintando paredes de negro, no ha sido por gusto... Bueno, sí, ha sido por gusto (ruegos y preguntas a Carlost), pero eso a ti ni te va, ni te viene. El caso es que a mí me da igual que me mires mal, me da igual que me mires en el reflejo del cristal del autobús creyendo que soy estúpida y que no me doy cuenta, me da igual que te agarres con fuerza el bolso, me da igual que tus uñas sean blanco nuclear y mires las mías con desprecio... Todo eso me da igual; llegaré a mi casa, me daré una ducha después de escribir un post criticándote y volveré a mi feliz vida de chica limpia, mi cómoda vida, tan cómoda que mis mayores problemas parecerán sacados de un chiste gráfico.

Pero ¿sabes qué? Hay gente que después de tu mirada no volverán a mi cómoda vida, y tu mirada, ESA mirada podría ser la gota que colme el vaso: Tener los zapatos más limpios no te hace mejor persona.