-Tiene gracia, no puedes decirlo en serio.
-¿Ves que me ría?
-Sí.
-Bueno, no puedo controlar eso.
...
-¿Vas a explicarte?
-Sí. Resulta que esta mañana me levanté tarde, con el tiempo justo para ducharme y salir pitando de casa. Entonces, mientras pensaba en esas cosas que sólo piensas cuando no hay nadie en tu cabeza, caí en que hoy no tenía tiempo para comer a medio día, mi horario de este año es genial, pero he tenido que sacrificar algunas cosas para conseguir otras, como todo en esta vida; y después pensé que era una faena que tampoco me diese tiempo a desayunar antes de salir de casa, tantas horas sin comer no deben ser buenas. Volví a consultar con quien quiera que sea que controla mi tiempo, hizo reajustes y decidió darme seis minutos y medio para tomar algo antes de salir.
-¿Y? ¿Cuál es el problema?
-Que no tenía hambre.
-No sé a dónde quieres llegar.
-Yo tampoco. Es una triste guasa.
Y eso es lo que hacen mis hemisferios cerebrales en lugar de jugar al Pong™, como cabría esperar.