Voy a hablar de la vida, de mi vida, así en general.
Hoy, en mi penúltima clase de dibujo, mi profesor se ha quedado mirando mi trabajo del día, pensativo, mirándome y mirándolo intermitentemente, como organizando mentalmente la forma en la que las palabras saldrían de su boca, y me ha empezado a hablar de los simbolistas; decía que las posturas eran muy simbolistas (yo simplemente dibujé la postura que la modelo eligió, sólo que en lugar de sentarla en el cajón, la senté sobre otra figura humana -del otro modelo que estaba posando-) me hablaba de fechas esperando mi respuesta, pero me pilló descolocada y solo esputé un "¿en esa época hacían mucho arte religioso, no?" entonces, después de negar rotundamente con su ceño, me dijo que no, que eran todo lo contrario que la mayoría de esos terminaban suicidándose (no es que tenga mucha relación, pero esa fue su respuesta).
Mi cara de "¿Esto acaba de pasar?" ha sido enorme, como de costumbre, la típica cara que se te pone cuando tu profesor te dice que lo que haces se parece mucho a un movimiento de atormentados que terminan suicidándose. (Aunque parezca que opine lo contrario: Mi profesor es genial).
Me pidió que leyese sobre ellos y así lo hice, incluso pasé por la biblioteca (puro paraíso que siempre me recuerda mi amor por las librerías, inundadas de libros que nunca leeré), pero no encontré nada inmediato. Y, es realmente extraño, pero tengo mucho en común con la forma de pensar de los simbolistas.
"Para los simbolistas, el mundo es un misterio por descifrar"
Primera toma de contacto. Leer eso me hizo reflexionar sobre mí, para todos el mundo es un misterio por descifrar, claro, porque nadie sabe nada sobre nada, me vengan con las teorías metafísicas que me vengan, con las fórmulas, con los números, con todas esas hipotéticas oraciones sobre el origen de todo... ninguno aquí tenemos la certeza absoluta sobre nada (hay cosas en mi vida que tenía muy asumido que no volverían a pasar, cosas por las que respirar se me volvió indigesto, cosas que no dependían de mi, cosas que han vuelto a pasar y cosas que dejarán de pasar cuando más claro tenga que no dejarán de pasar nunca; todo es un chiste si se toma en serio una verdad que ha creado alguien que sabe tanto como tú: Nada), pero, volviendo a la gente: No a todo el mundo le preocupa no saber las respuestas.
Yo analizo mucho todo. Lo hago sin pensar, pero lo hago. El universo me inquieta, trato de imaginar su inmensidad y, como respuesta, sólo obtengo miedo y mensajes de error.
En el colegio aprendí que cuando algo desconocido se te viene grande pierdes totalmente el eje y te vuelves básico e inútil y la vida me ha enseñado que hay un camino para llegar a todo: Cuando tenía ocho o nueve años, en clase de plástica la profesora nos pidió que hiciésemos una reproducción tamaño A4 de las Hilanderas de Velázquez; pocas veces recuerdo pasarlo tan mal haciendo deberes; me superó. Estaba sentada delante de la foto y el papel, con el lápiz en la mano y me superó, lloraba como nunca por unos deberes; de hecho no me recuerdo llorando nunca por la tarea del colegio, pero aquello me angustió de tal manera que creo que el dibujo lo terminó haciendo mi padre.
Que ya ves tú qué tontería ¿qué nivel de perfección le iba a exigir una profesora de primaria a sus alumnos de nueve años al interpretar un cuadro de Velázquez? Ninguno, probablemente. Recuerdo aquello como una crueldad.
Pero, al igual que aprendí el poder de la inmensidad, entendí que hay distintos niveles de inmensidad que se superan empezando por aquello que vemos con claridad; es por eso, volviendo al tema principal, si es que hay alguno, que analizo todo lo que hago, todo lo que me hace ser como soy; porque siento que es el camino para conocer las respuestas que me superan. Empezar desde el geón que soy.
☞☞☞☞☞ A partir de aquí el interés decae ☜☜☜☜☜
Y nada, llevo un par de días de casualidades que me están volviendo loca:
Ayer por la mañana mi amiga Gloria me dijo que justo soñó esa noche que había otra chica que iba con ella de Erasmus; una hora después de que me lo comentase, recibimos un mail de una chica que va con ella de Erasmus y no sabía qué papeleo había que hacer. Casualmente yo lo recibí porque aún estoy en las listas de correo como titular de ese destino, aunque no lo sea.
Más tarde, otra buena amiga, Eli, me enseñaba una foto del concierto de Vetusta Morla al que fue hace un par de días justo cuando yo en el la pantalla del móvil tenía el twitter de Vetusta Morla porque alguien que me había empezado a seguir los tenía como follower reciente.
Por la noche vi una película que elegí sólo por el hecho de que aparecía en la segunda página de las películas clasificadas como "comedia": "3:19" de Dany Saadia. Al principio, cuando aún no recordaba de qué iba, aparece en segundo plano, en un bar, un cartel que dice "Time does not exist" justo lo que tengo escrito en el único Post-it que tengo ahora mismo en mi escritorio, justo donde estaba mi portátil: "El tiempo no existe" (es algo que tengo presente hace tiempo, cuando necesito tranquilizarme) Y, casualmente, por si no lo sabes, seas quien seas que lee esto, la película trata sobre las "casualidades".
He escrito toda esta mierda porque ha sido lo que he pensado hoy que se pueda contar mientras en un arrebato de bohemia tomaba un helado de Beso de dama (mi favorito ever de Sevilla) y de Suspiro (que no lo había probado y no te hace suspirar, pero ha sido el primero que he visto y tenía buena pinta).
Llevo un par de días paseando a solas a eso de las cuatro/cinco de la tarde, la hora de la fresquita en Sevilla en pleno mes de mayo, por el centro, sin rumbo, pasando de una calle a otra persiguiendo la sombra, pensando, cosas, así en general, nostálgica, por nada en particular y por todo en general. No sé. Impaciente y a la vez más tranquila que nunca.
Quería escribir. Sin más. Así en general.