domingo, julio 25, 2010

Contempopranea 2010 y el fin de la burbuja inmobiliaria.

Cuando sea mayor compraré una casa en Alburquerque:

Tendrá una habitación roja, todo el suelo será de moqueta azul donde poder tumbarse, el felpudo dirá hola a todo el mundo y los despedirá cantando Adieu. Nunca iremos al colegio y seremos vecinos de Lolaila Carmona. Cada vez que alguien llame al timbre sonará carry me home, habrá un gallo que cantará shiralee todas las mañanas y una familia viviendo en la casa del árbol que tendremos en el jardín; hablaremos de chicos malos, de Inbetweens, haremos fiestas de té bajo el agua, dejaremos para mañana todo lo que podamos hacer hoy mientras sigamos vivos y lo daremos todo por el vicio. Nunca dejaremos pasar la canción del jueves noche, ni nuestro baile del viernes, but come Saturda y viviremos domingos astronómicos haciendo barbacoas experimentales con gaseosa y salsa de carne. Tendremos un Delorean siempre aparcado en la puerta. Nos tiraremos volcanes mientras nos reimos porque somos jóvenes; habrá mil rincones exquisitos donde crear paraísos artificiales y todas las noches serán reversibles.


Ah, y ya que me sacas el tema: Sí, dejando de lado mi futura casa en Alburquerque a la que invitaré a desayunar todos los domingos a todos los que han hecho que este fin de semana fuese tan tan tan genial (Gracias), diré que Contempopranea 2010 ha sido la mejor fiesta de cumpleaños colectiva a la que he ido nunca. Qué quince años más bien llevados. Felicidades y que cumplais muchos más. Ahí estaremos para rompernos las manos a palmadas #Historiareal.